Si Villaguay fuera una novela

Fotografía previa a la charla que dio Jorge Luis Borges
en el Club Social Recreo (7-11-1981), gentileza Raúl Jaluf










 Si Villaguay fuera una novela

Seguramente comenzaría con los acordes de “La Primavera”, de don Víctor Velázquez, y en sus primeros capítulos tendría las historias de aquellos pueblos llamados originarios, que son, más bien, los pueblos vivos.

De hecho, de aquellos viene el nombre de la ciudad: “manantial que brota del tronco”, que proviene del guaraní, pero que también podrían ser: pueblo que nace y bebe de las aguas del Río Gualeguay, del Arroyo Villaguay, y que preserva en su memoria el alma del mar que pasó por allí.

Ahora me pregunto, ¿de qué tronco?... De Lucas Sud o Norte, de Bergara, de Raíces, de Mojones Sur o Norte; qué más da, si de todos los puntos del departamento viene buena manera. Como esos hijos pródigos o adoptivos, por caso, el periodista Gerchunoff, el inolvidable carrero Gaillard, el poeta Miguel Ángel Federik, los fotógrafos Raota y Jaluf, la cantante Liliana Herrero, el boxeador “Capilla” Cardozo, el cineasta López Bantar, y tantos otros y otras que seguro dejo de lado. Pues, para desgracia del olvido, hoy los villaguayenses contamos con una colección “Villaguay, los nuestros”, para no olvidarnos nunca, para recordarnos siempre.

Si Villaguay fuera una novela, habría allí un capítulo para contar cada una de las visitas ilustres, como la de Jorge Luis Borges o la de Atahualpa Yupanqui… Pero, si Villaguay fuera una novela, seguramente los mejores capítulos estarían por escribirse, puesto que para los pasados quedarían esas épocas en que los clubes de barrio se querían privatizar, junto con la salud y la educación; capítulos nefastos, donde el descuido de nuestros espacios comunes era corriente y malversación de fondos una viveza criolla.

Claro que, si Villaguay fuera una novela, habría un capítulo para los personajes y lugares fantásticos de mi infancia: la Escuela Sarmiento; el Muriaga haciendo música en las plazas con su xilofón hecho de botellas de vidrio; el Palomo vendiendo pororó en los carnaval; Las Pesoas en el Hospital Santa Rosa; Palito corriendo por las calles, o Carlitos Trabichet con la nueve de “El Decano” en la espalda, haciendo un gol en el clásico contra Adev; y a no olvidar las carreras de autos; el polideportivo con los juegos barriales; las plazas llenas los domingos, verdaderas postales de aquella época en donde, para mí, Villaguay era un fiesta.

En fin, si Villaguay fuera una novela, emulando el título del entrerriano Arnaldo Calveyra, sería una obra colectiva, y, en lugar de este texto como regalo por su aniversario, yo ofrecería, a manera de prólogo, unos versos de Juanele, que también vivió en Villaguay, y que dicen: “anchísima amistad vuelta esta vez hacia una niñez aún no nacida…”, puesto que, hermanos míos, aún hay mucho por nacer. Feliz aniversario, Villaguay querida.


Mario Daniel Villagra


París, 18 de noviembre de 2023


(Texto pronunciado en el programa radial “Sin Fronteras”, de Antonio Villagra)

Publicado en Diario El Pueblo