Amílcar Reali: a la pesca de la libertad


Amílcar Aníbal Reali nació en Concordia el 18 de junio de 1945, pero vive en Paraná. Ahora se define como pescador, irónicamente,  y si tiene que elegir un lugar lo hace, verdaderamente: el río Paraná. Otra de sus aficiones es hacer veletas. De chico le decían “Pochy”. Hoy, Evangelina[1], su mujer y compañera de hace muchos años, por momentos le dice: `el teo´, porque para todo tiene una teoría. La dictadura no le impidió, a ambos, ver a Sol[2]. Comunista desafiliado en democracia, fue expresamente perseguido por la Alianza Anticomunista Entrerriana en 1974 y un año después le ponen una bomba en su domicilio. Cae el golpe de 1976, y Amilcar Reali, Secretario General del Sindicato de los Trabajadores Municipales, “por razones de seguridad” queda cesanteado. Desde entonces y hasta 1983 permaneció, por Decreto, a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Ha escrito sobre los trabajadores y la dictadura, y el año 2003 realizó, junto a Adolfo Blejer e hijo, del documental audiovisual “Neoliberalismo en Entre Ríos”. Creó, junto con otros y otras, la Agrupación Mate Amargo y la Mesa Redonda de Entre Ríos, junto a Luis Lafferriere, de donde salieron cursos sobre historia de la Clase Obrera y sobre la obra “El Capital”, de Carlos Marx, dictado por Fernando Azcurra. Además, colaboró con la realización de las “Obras Completas” del periodista y escritor Amaro Villanueva y con un inédito de Juan L Ortiz. De Amílcar faltará contar el día que le dio la mano a Perón, en puerta de Hierro (España);  la experiencia de Mate Amargo en Entre Ríos o de cómo conserva ese original de Juanele en el comedor y de cómo es que guarda un busto a escala de José de San Martín, joven, pero todo no entra. Muchas veces charle con él,  planificamos una entrevista y curiosamente abrió el diálogo con una definición inesperada: “Soy Antonio Wilson”.

—Antonio Wilson, ¿por qué decide mentirme?

—Porque la ficción es mucha más rica que la realidad de hoy y de ayer. Permite al hombre desarrollar facultades que no utiliza frecuentemente: un nuevo imaginario. Ahora, de lo que se trata es hacer uso de la fantasía, porque en realidad nuestro objetivo de vida está ligado a la fantasía, que es construir una nueva sociedad: el socialismo. 

— ¿Qué disfrutaba antes y qué sigue disfrutando, y en cuanto a lo que repudia, qué me dice?

—Disfruto de las posibilidades que vislumbro de aquellos viejos sueños de redención humana. Hoy veo, comprendo, entiendo más racionalmente la posibilidad de construir un nuevo mundo. Y lo que sigo repudiando hoy es la alienación tremenda que sufre el concepto de nuestro pueblo. Eso, a su vez, es lo que veo más duro de resolver en un corto plazo; vemos, por ejemplo, a un trabajador, un explotado que piensa exactamente igual que un capitalista, y actúa y vive como un capitalista; eso es lo que yo repudio.

El trabajo “Despidos de los trabajadores municipales de concordia durante la dictadura militar 1976 – 1983”, da nombres a los que acusa de una “persistente acción de degradación de la cultura y la práctica política…como de los reiterados actos administrativos sospechados de corrupción”, ¿algo ah cambiado? 

— Hace mucho tiempo había una efervescencia política entre los jóvenes y estaban mucho más delimitados los campos: había una derecha política- económica que gobernaba, que reprimía. Hoy está todo mezclado: el discurso progre de seudos izquierdistas junto con las consignas renovadas del capitalismo, como resultado tenemos: “capitalismo serio”, por ejemplo, como dice nuestra la presidenta. ¿Qué es capitalismo serio? Es el mismo capitalismo exfoliador, capitalismo creador de dos guerras mundiales y de las guerras actuales. Acá no hay capitalismo serio, hay un solo capitalismo 

 

            En la conversación se hace una pausa cuando Evangelina pregunta si queremos tomar algo; yo miro por la ventana el limonero de su patio y recuerdo un poema inédito que Marta Zamarripa le dedicara en 2015: 

Amilcar, Evangelina y Marta Zamarripa.
Evangelina

Ella amanece en flor de duraznero

y a todos nos envuelve en su fragancia

y es tan intima, tan suave y tan amiga

que a todos nos atrae y nos castiga.

Con su aire de matrona y de velero

la hemos visto, tal vez, seguramente

arreglar con paciente parsimonia

las cosas de la casa

e invitarnos tal vez, con una copa

o con un plato de fragante sopa

que recuerda a mamá –

Ya en otra vida- y los días de ayer

se vuelven hoy por su magia constante

y verdadera: ¡Salud Evangelina!

te decimos y te damos las gracias

con un ramo oloroso de glicinas.

 

—Usted, ¿Fue funcionario del Estado?

—Yo fui funcionario del Estado, fui contratado para prestar un servicio laboral. No me propuse más que cumplir con la tarea encomendada en la función por la cual te contrata el Estado y te da una remuneración. Ahora, lo que hay que decir es que el Estado, sabemos el contenido de clase que tiene; por eso podríamos preguntarnos: ¿qué hace un docente o un médico, trabajando para el Estado capitalista, que es el instrumento de opresión de clase? Bueno, hay hombres y mujeres que trabajan en el Estado por un problema de la subsistencia humana: ganarse la vida para poder vivir, comer, educar a sus hijos. No es malo en sí mismo trabajar en el Estado. Por supuesto que los servicios de seguridad del Estado tales como el ejército, la policía, la gendarmería son organismos de represión… quiénes se incorporan a esos organismos, en general, no tiene conciencia de que se están incorporando a un cuerpo de represión popular; en general ingresan por necesidad elementales de la vida, porque no hay ocupación en otro lugar más que en el Estado. El Estado, últimamente, se ha trasformado en un lugar de ocupación. La argentina es uno de los países que no tiene subsidios a la desocupación. Por lo tanto se le da  un empleo a muchas personas en función de cumplir, no una tarea propia del Estado, sino una tarea para los políticos que le han dado ese trabajo. Es lo que se llama clientelismo político, y el clientelismo político viene a resolver la falta de un subsidio a la desocupación. No es malo en sí mismo el trabajo Estatal.  

—Cuando fue contratado, entonces, ¿Cuáles fueron sus objetivos?

—El objetivo central era una aspiración de justicia. Los objetivos pasaban por una reparación de esas injusticias que lleva al individuo a participar activamente en organizaciones para resolver una necesidad moral, ideológica, política de aspirar a  una nueva sociedad. En general uno se incorpora a la lucha porque se indigna ante las injusticias, frente a la inequidad que tiene esta sociedad. Ahora bien, para que no se incorpore la gente, masivamente, a la lucha contra le inequidad, están los medios de comunicación, está la ilusión de los intelectuales reformistas que quieren innovar el capitalismo, humanizarlo; está todo el aparato del estado burgués en función de la no participación revolucionaria de las masas*.



[1] Docente jubilada, nació el 28 de agosto de 1945, en distrito Gualeguycito, departamento Federación.

[2] Sol, a quien agradecemos por las fotografías, nació en plena dictadura. Trabajadora de la salud mental, apasionada por la fotografía, tiene dos hijos: Matías y Mateo.  

*Articulo publicado originalmente en Revista El Tren Zonal, noviembre-diciembre de 2021, páginas 19 y 20.

Anexo: Decreto de 1975 donde Amilcar Anibal Reali es puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, y por el cual pasa a la clandestinidad con el nombre Antonio Wilson:

https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/decreto-1781-1975-215542