Mi familia en la tierra

Ese es el monumento a Francisco Ramírez (1786-1821) y las montoneras que lo rodean, en un lugar que se asemeja a una lomada de las cuchillas del Montiel. Pancho Ramírez, hijo de comerciante, es reconocido como un caudillo federal. Colaboró desde joven en la Revolución de Mayo. Luego también fue conocido por ser hostigador de Gervasio Artigas, siendo que antes fueran aliados. Algo similar hizo con Estanislao López, quién luego terminara por matarlo, y exhibiendo la cabeza de Ramírez en la Plaza de Santa Fe, a pedido de Juan Manuel de Rosas, y a cambio de 25.000 cabezas de ganado, donadas por los terratenientes porteños.

   Siempre es bueno tener un lugar donde llorar y charlar con los muertos. Sobre todo cuando sabemos que la muerte no existe. Es decir, cuando pasamos de creer en que todo es juego, a jugar tomados de las manos, sin que nadie nos pida permiso para meternos al juego. Ese lugar es donde nací, y encontrarlo llevó diez años. Que es re encontrarlo, re encontrándome a mí y a la historia de mi familia.
Entre libros y en este re encuentre con Villaguay. Abiertos, el libro y Villaguay me hablaron de historias. El de  Eugen Relgis lo hizo de las Ayllus o tribus; y el pueblo, trajo nuevamente a Silvia.
Los integrantes de mi Ayllus han tenido que emigrar a la ciudad. Al “pueblo”, como dicen. Además, acotan que no se “hallan”. Pregunté a Silvia, de 23 años, que estaba haciendo en la ciudad. Ella vive en el campo. Estaba por visitas al médico. Recuerdo que desde chica siempre lo hizo, ahora no estaba con su madre, María. Además, indagué sobre Ramón, su hermano de 19 años. Él abandonó la escuela, a diferencia de Silvia que retomó y trascurría el sexto año. Ella dijo que Ramón “ahí anda, hace algunas changas por ahí, y ahora como llueve se complica más. Algo hay que estudiar si no hay trabajo; mami quiere que estudie maestra, que es lo más fácil y lo que más se necesita en el campo”, aportó, aclaró y acotó Silvia. Su madre trabaja de cocinera en una escuela paupérrima de Lucas Norte, a dios gracias para esa familia.
En el Barrio San José, entre San Jacinto, las 90 y el 186 viviendas, muchas familias han venido del campo, pienso. Mientras, Silvia mira el televisor y dice: “se pelean las locas”, por las vedetes,  y respondo que lo charlado por nosotros podría estar en esa caja de colores.
El libro de tal Eugen se titula historia de la sexual de la humanidad, y  cuenta que una "india" dejó matarse, "antes que entregarse a la pasión sensual del invasor... y aclara que  "de este modo, la mujer india fue de espíritu bravío que defendió la indianidad más que el hombre". Luego me enteré que agitó hacer una "internacional de intelectuales".

A aquel lugar llegué con fiebre, pero de a poco todo me sentí mejor.