El periodismo se sube a los zancos en el incansable “Villa”

Por Tirso Fiorotto

Mario Daniel Villagra de Villaguay, el Villa, como se escucha por ahí en la Facultad de Educación, honra la profesión del comunicador panzaverde con madera que viene del pago de los Ciapuscio
Ante un oficio extraviado, los entrerrianos tenemos todo un presente y toda una promesa en algunos jóvenes que ejercen el periodismo. Estudian, trabajan, participan en encuentros colectivos, se dan una mano, echan raíces en un lugar, son motores de los espacios culturales alternativos. Lo que los poderes económico, partidario y mediático suelen destruir a dos bandas desde las sombras, algunos jóvenes reparan con la transparencia que les es natural. Nadie piense que por eso recibirán algún premio: no. Se les pagará con indiferencia, sino con agravios.
En el estado actual de las cosas, con una sociedad más o menos ocupada en intereses individuales o sectoriales, en partidismos con cimientos de arena y en corporaciones arregladas con el poder económico o político, no es fácil sostener una línea. Sin embargo, hay jóvenes que nos siguen oxigenando, y todo a pulmón.
Hoy tomamos un nombre en el periodismo joven como quien tomara el de Dominga Ayala para mencionar a los pescadores.

El carrero y la libertad
El periodismo le debe mucho a Villaguay. La capital de los encuentros bien podría ser capital del periodismo también, en virtud de aquella historia de los Ciapuscio y el carrero Gaillard. Impresionante tragedia capaz de despertar, desde hace un siglo, la solidaridad y la conciencia de hoy.
Son memorables las escenas del arroyo Santa Rosa que pusieron un hito (otro hito) entrerriano en la historia del periodismo argentino, aunque ignorado como es costumbre por el centro de irradiación de banalidades y retornos que es el puerto.
Sí podemos decir que Julio Modesto Gaillard, un carrero, pagó con su cuello la resistencia del periodismo a la autocracia y el empecinamiento por la libertad de expresión. Y ese crimen contra el carrero que transportaba el arma de la libertad, la imprenta, puede ser el eslabón (tantas veces) perdido entre el periodismo y el pueblo trabajador, entre el periodismo y la modestia (precisamente) del obrero.
La solidaridad del pueblo para devolverle a Antonio Ciapuscio su imprenta es otro capítulo de la historia honrosa de Villaguay.

Ver más en fuente: http://edimpresa.unoentrerios.com.ar/v2/noticias/?id=78737&impresa=1