En la inmensidad de la noche, íntimamente, nacieron los frutos de dos artistas: Alfredo Arce (voz, quenas y sikus) y
Oscar “Pato” Sosa (guitarra y teclado).
Acompañados por el
cacho de luna en cuarto creciente que reinó en la noche del viernes siete de
febrero, Arce y Sosa desplegaron
musicalmente, lo que Yara Lencina e Irma
Cáseres , desarrollaron en el espacio: arte. En otro lugar para el arte: Antojo
de Eco.
Íntimamente. Contados con los dedos de las manos, agradeció el público por esos verdaderos regalos; regalos de la vida que uno
se hace, pagando para ver artistas como éstos; que son regalos, justamente,
en una sociedad regida por el consumo, por lo que "vende" o "garpa".
Y como no quiero quedar endeudado con una parte de mí mismo, comparto un tema de los
que sonaron aquella noche, para los que no pudieron ir, o para el que no los conoce. Y a falta de
presentación, de mi parte, dejo que ellos mismos se presenten.
La imagen del video no es óptima para ver a los artistas,
pero el audio…, dirán ustedes.
Sobre dos innegables artistas de ésta ciudad: A Alfredo Arce, es una persona a la que pude ver en varias ocasiones, junto a otros músicos, inclusive, narrando poesías; y a Oscar "Pato" Sosa, conocía de él, su trabajo de luthier (tengo un chico de candombe), conozco ahora su destreza en la música.